lunes, 14 de enero de 2013


AMÉRICA LATINA: DE 1950 A LA ACTUALIDAD
Después de la Segunda Guerra Mundial, América Latina quedó incluida en el bloque occidental capitalista, lo que determinó su desarrollo económico y político en los años siguientes. En la década del cincuenta se presentaron varios intentos reformistas radicales, especialmente en Bolivia y Guatemala, que se convirtieron en revoluciones nacionalistas. Estos y otros movimientos fracasaron debido a la dependencia con respecto a Estados Unidos. Cuba fue la excepción.
Al comienzo de los años setenta, en América Latina, se establecieron dictaduras militares. A su vez, en Centroamérica tuvieron lugar importantes acontecimientos, como la revolución sandinista. Las constantes crisis económicas llevaron a que en los años noventa, se efectuara un proceso de democratización que condujo a la renovación política. En el siglo XXI, se han establecido gobiernos democráticos con una clara tendencia de oposición a Estados Unidos. Son los casos de Brasil, Ecuador, Venezuela y Bolivia.
La década del cincuenta
El panorama político latinoamericano cambió después de 1948. En este año, se reunieron en Bogotá los representantes de todos los países del continente americano, para fortalecer el llamado panamericanismo, es decir, la asociación y la cooperación entre las naciones americanas. A partir de esta reunión, se creó la Organización de los Estados Americanos, OEA.
Desde su nacimiento, la OEA tuvo una marcada influencia estadounidense debido a que la entrada de América Latina en la Guerra Fría, la había colocado en la órbita de los países del bloque Oeste, de tendencia capitalista. La influencia estadounidense en la OEA se hizo evidente en la Conferencia de Caracas, en 1954, en la cual Estados Unidos declaró que la actividad comunista en cualquier país americano implicaba una amenaza a su sistema y que, por lo tanto, debía ser tratado como un tema de asuntos internos. Sin embargo, la alternativa política latinoamericana oscilaba entre la dictadura y la democracia.
Dictaduras y democracias
En la década del cincuenta, la vida política se debatió entre las democracias y el viejo esquema de las dictaduras, muchas de ellas resultado de las ocupaciones militares de Estados Unidos, como los casos de Somoza en Nicaragua y de Trujillo en República Dominicana. Estas dictaduras se convirtieron en instrumento de conquista económica para las familias en el poder. Los Trujillo y los Somoza fueron dueños de una considerable parte de la riqueza nacional.
Otros casos representativos de la política del período fueron:

Brasil. Tras la muerte de Getulio Vargas en 1954, resultó electo Juscelino Kubitschek. Su política se orientó a la transformación económica, la cual, aunque logró buenos resultados, tuvo un costo social muy alto, pues los salarios se redujeron notablemente y la inflación se disparó.
Venezuela. Un golpe militar derribó de la presidencia al escritor Rómulo Gallegos en 1948, y dio paso a diez años de dictadura militar, la mayor parte de ellos a la cabeza del general Marcos Pérez Jiménez. Estos fueron los años de la prosperidad petrolera en Venezuela. Cuando el general abandonó el poder en 1958, las elecciones fueron ganadas por Rómulo Betancourt, quien, inició importantes reformas sociales, agrarias y económicas.
Paraguay. Su tradición militar se afianzó a partir de la década del cuarenta, en la cual gobernaron los generales José Estigarribia, Higinio Morínigo, Juan González y Federico Chávez. Este último fue derrocado en 1954, y el ejército comenzó su gestión directa con la presidencia de Alfredo Stroessner, quien gobernó hasta 1989 .
Centro américa y el Caribe. En Cuba ascendió Fulgencio Batista por golpe militar y en Haití fue elegido Francoís Duvalier, quien se declaró dictador.
Otros países. A diferencia de los anteriores, otros países mantuvieron la estabilidad política en la medida que prolongaron las experiencias de las décadas anteriores. Tal fue el caso de México con Lázaro Cárdenas; de Uruguay con el gobierno de Battle y de Argentina con su tradición peronista. Estos países coincidieron en buscar un equilibrio social mediante fórmulas políticas y sociales, que al finalizar este período se agotaron. Además de este panorama político, otra de las características sobresalientes de América Latina durante la década del cincuenta fue la aparición de procesos revolucionarios.
La Revolución boliviana
Bolivia era económicamente importante por sus minas de estaño, el cual estaba comprometido desde 1943 con Estados Unidos. Sin embargo, la situación política no era estable y continuamente se presentaban huelgas mineras. En 1944 un golpe de Estado llevó a la presidencia al coronel Gualberto Villaroel. El Movimiento Nacionalista Revolucionario y el Partido Obrero Revolucionario compartieron el poder y dominaron las zonas mineras. Esta situación llevó a que los grandes dueños de las minas, que contaban con el respaldo de las Naciones Unidas, asumieran una actitud de oposición frente al gobierno. La economía se agravó y un nuevo golpe militar derribó a Villaroel.
Hasta 1951 el país estuvo regido por una política conservadora que dio fuerza a los sectores revolucionarios que llegaron al poder con Víctor Paz Estenssoro en 1952. De este modo, comenzó la revolución nacional, que consistió principalmente en la nacionalización del estaño y en una reforma agraria que pretendía levantar el nivel de vida de la población minera y campesina. Paz Estenssoro, para consolidar el éxito de su revolución, estrechó sus relaciones con Estados Unidos y así aseguró los préstamos necesarios. Sin embargo, las imposiciones norteamericanas terminaron por generar un gran agotamiento económico. Con ello, la revolución nacional llegó a su fin, y pese a la nacionalización minera y a la reforma agraria, Bolivia siguió sufriendo las consecuencias de su dependencia económica.
La revolución de Arbenz en Guatemala
En 1944, la larga dictadura del general Jorge Ubico fue interrumpida gracias a una revolución militar que, orientada por un grupo de universitarios jóvenes, impuso en el poder al profesor de pedagogía J.J. Arévalo. El gobierno de Arévalo comenzó una política revolucionaria que fue continuada por el coronel Juan Jacobo Arbenz en 1950.
El coronel Arbenz, dentro de una conciencia nacionalista, comenzó un proceso de reforma agraria que confiscaba las tierras bananeras de la compañía norteamericana United Fruit Company. Como indemnización por la confiscación, el gobierno de Guatemala pretendió pagar el valor que la empresa le daba a estas tierras para evadir los impuestos. En respuesta, Estados Unidos, _apoyado en el argumento de la "amenaza soviética': acusó al presidente Arbenz de ser un conspirador comunista. Entonces, con la colaboración de la CIA, preparó una invasión desde la plantación de la United Fruit en Honduras. Esta se efectuó en 1954 bajo el mando del general guatemalteco Carlos Armas quien asumió el poder, primero como presidente y luego como dictador. Con Arbenz en el destierro se acabó la revolución guatemalteca.
La Revolución cubana
La única revolución que se consolidó en América Latina, luego del episodio guatemalteco, fue la Revolución cubana. Esto se debió básicamente a la protección que le prestó la Unión Soviética (URSS), que era el principal representante del bloque opuesto al estadounidense. Si todavía en 1958 parecía definible la posición de revolucionarios como Víctor Paz Estenssoro, quienes pensaban que en América Latina solo eran viables las innovaciones que contaran con la aprobación de Estados Unidos, después de la Revolución cubana esa opinión parecía refutada por los hechos: un país Latinoamericano había tomado el camino del comunismo.
Los inicios de la revolución
En 1952, Fulgencio Batista derrocó al presidente electo Prío Socarrás e implantó un régimen dictatorial que contó con el apoyo de Estados Unidos. Durante su gobierno, en Cuba se establecieron azucareras, hoteles, clubes nocturnos y casinos, generalmente de propiedad de delincuentes norteamericanos, por lo cual, estos lugares servían para el lavado de activos. Allan Dulles, director de la CIA  en aquel entonces, era propietario de la Francisco Sugar, una de las azucareras que se establecieron en la isla. En síntesis, por esos años Cuba se convirtió en centro de negocios y de recreo para actores, millonarios y políticos norteamericanos. El proceso de revolución comenzó el 26 de julio de 1953, cuando el estudiante de derecho, Fidel Castro, dirigió la toma del cuartel de Moncada, la segunda guarnición del país, ubicada en Santiago de Cuba en respuesta al golpe de Estado de Batista. El movimiento fracasó y Castro fue apresado. Sin embargo, unos meses después fue absuelto y marchó al exilio a México.
En su exilio, Castro organizó una pequeña expedición que penetró en Cuba tras el desembarco del yate Granma, en noviembre de 1956. Castro y su Movimiento 26 de Julio M-26, crearon un foco guerrillero en Sierra Maestra, provincia de Oriente, que al poco tiempo se convirtió en el Ejército Rebelde.
A partir de 1957 la guerrilla castrista salió lentamente de su aislamiento y comenzó una ofensiva en los llanos. La apertura de nuevos frentes guerrilleros y la coordinación de las acciones militares, por parte del médico argentino Ernesto "el Che" Guevara, consolidaron el avance revolucionario.
En 1958, Estados Unidos decidió suspender el envío de armas a Batista/ya finales de ese año la resistencia del dictador se desmoronó. Esto permitió el triunfo de la revolución el primero de enero de 1959, con la toma de La Habana.
El nuevo gobierno cubano reformó la Constitución y promovió una reforma agraria sin precedentes en América Latina. Junto a esta, a mediados de 1960, comenzó una intensa nacionalización, comenzando por la confiscación de las empresas azucareras extranjeras, y seguidamente, los bancos y todas las compañías privadas.
La transición hacia el socialismo
La hostilidad contra el gobierno revolucionario se acentuó frente a las audacias que se mostraron en el manejo de los asuntos económicos. Sus reformas afectaron de inmediato los intereses de las compañías azucareras. Precisamente, uno de los afectados fue Allan Dulles, director de la CIA, de quien hablamos anteriormente, pues perdió cerca de 71.300 hectáreas de tierra.
Ante los desafíos del gobierno cubano, Estados Unidos comenzó el bloqueo económico de la isla. Para ello, redujo su exportación de petróleo, dejó de comprar azúcar y otros productos cubanos.
Ante esta situación, la Unión Soviética se apresuró a aprovechar la oportunidad y ofreció su propio mercado para Cuba: se comprometió a comprarle azúcar y a abastecerla de petróleo. De este modo, la isla comenzó a reorientar su economía hacia el bloque oriental.
Entonces, el gobierno norteamericano decidió buscar una salida militar al problema. En abril de 1961 unos pocos emigrantes cubanos, apoyados, entrenados y armados por Estados Unidos, intentaron invadir a Cuba. Estaban convencidos de que su llegada despertaría un levantamiento general contra el nuevo gobierno debido al descontento que las reformas de este habían generado entre algunos cubanos. Sin embargo, la invasión, que se realizó por Bahía Cochinos, fracasó. Cuba, sitiada económicamente y atacada militarmente, se transformó definitivamente en un país socialista y, en noviembre de 1961, la revolución se proclamó como marxista-leninista.
Al año siguiente el presidente de Estados Unidos, John F. Kennedy denunció la construcción de bases de lanzamiento de misiles, por parte de la Unión Soviética, en Cuba. Por este motivo se generó una crisis y Estados Unidos ordenó el bloqueo naval de la isla, que dio lugar a la situación más tensa de la Guerra Fría. Finalmente, la URSS accedió a retirar los cohetes.
Influjo de la Revolución cubana
La Revolución cubana influyó en el ambiente político de América Latina. El rompimiento definitivo de Cuba con Estados Unidos y el miedo de este país a que se volviera a repetir una nueva experiencia semejante, le llevó a endurecer su política invadiendo militarmente algunos países como:
Panamá. La primera acción se produjo en 1964 con ocasión de disturbios civiles nacionalistas. Esta invasión causó la muerte a varias personas.
República Dominicana. Tras el asesinato de Trujillo, en 1961, asumió el poder Juan Bosch quien fue derrocado en 1963 por militares de la escuela de Trujillo. A su vez, en 1965 una revolución militar nacionalista que quería devolverle a este país el gobierno democrático trató de dar un golpe a los militares dictadores, pero la intervención militar estadounidense frustró el intento.
La expansión de la ola revolucionaria y del castrismo tomó auge en los movimientos guerrilleros que se formaron en casi todos los países de América Latina. La mayor parte de estos grupos no logró sobrevivir a la represión, y esto dio lugar a una reacción conservadora que agotó los movimientos reformistas.

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